El afán por coleccionar lo extraño, que tanto sirve para deleitar la vista como para alargar la vida, surge con el descubrimiento de América. Las tierras vírgenes de un nuevo mundo incitan y excitan a conquistadores y exploradores para ir en busca de lo inaudito, de todo aquello que genera asombro y dividendos. Le sigue la circunnavegación de África como intento de establecer nuevas rutas comerciales con Asia, lo cual provoca nuevos descubrimientos de productos y elementos que abastecen gabinetes y museos.
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