Están aprendiendo de su entorno.
Boston es, bueno, una ciudad. Como una de las más antiguas de EE. UU., representa todo lo hermoso y lo vulgar de nuestro país: un refugio para académicos y artistas, combinado con una población joven de borrachos diurnos y aspirantes a matones callejeros con el peor acento posible. Incluso si llegas a Boston con la intención de formar parte del primer grupo, es imposible hacerlo sin exponerte al segundo.
Todos los que van a Boston lo saben, incluidos, al parecer, los bichos del aeropuerto.
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