En un caso que desafía completamente lo que la ciencia entiende sobre el cerebro humano, investigadores han estudiado a un hombre francés que vive una vida sorprendentemente normal… a pesar de que solo conserva alrededor del 10% de su tejido cerebral funcional.
Un hallazgo inesperado
Todo comenzó cuando el hombre acudió al médico por un dolor en la pierna. Lo que reveló la resonancia magnética dejó a los neurólogos sin palabras: la mayor parte de su cráneo estaba llena de líquido, no de materia cerebral.
Inicialmente se pensó que el tejido cerebral se había erosionado. Sin embargo, los expertos ahora creen que su cerebro fue comprimido lentamente por una acumulación de líquido a lo largo del tiempo, producto de una condición llamada hidrocefalia.
¿Cómo es posible?
El paciente fue tratado en la infancia con una válvula de derivación para drenar el líquido, la cual fue retirada a los 14 años. Desde entonces, el líquido volvió a acumularse silenciosamente, dejando solo una delgada capa de tejido cerebral pegada al interior del cráneo.
Lo increíble es que, a pesar de esto, el hombre vive una vida completamente funcional: está casado, tiene dos hijos, trabaja y solo presenta una leve discapacidad intelectual, con un coeficiente intelectual de 75.
¿Un nuevo paradigma en la neurociencia?
Este caso ha captado la atención de neurólogos en todo el mundo, y especialmente del psicólogo cognitivo Axel Cleeremans, de la Université Libre de Bruxelles, quien lo utiliza para apoyar su teoría de la “plasticidad radical”.
Cleeremans sostiene que la conciencia no reside en una sola parte del cerebro, como se creía anteriormente, sino que puede ser aprendida y redistribuida entre diferentes áreas.
“Cualquier teoría de la conciencia debe ser capaz de explicar cómo una persona que ha perdido el 90% de sus neuronas todavía puede comportarse de forma normal”, afirma el investigador.
Ciencia que replantea lo imposible
El caso, publicado en The Lancet, no solo desafía los fundamentos neurológicos, sino que también ofrece una nueva mirada a la capacidad de adaptación del cerebro humano.
¿Qué opinas de este increíble caso?
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