La cortesía está saliendo cara para OpenAI. Muchos usuarios de ChatGPT, el popular chatbot de inteligencia artificial, suelen incluir frases como “por favor” y “gracias” en sus consultas. Aunque es un gesto amable, estas palabras extra están sumando —tanto en términos de datos como de dinero.
ChatGPT procesa miles de millones de entradas de usuarios, y cada palabra requiere poder de procesamiento. Cuando millones de personas añaden formalidades a sus mensajes, se incrementa la carga computacional, lo que conlleva costos operativos significativamente más altos para OpenAI. Cada palabra, incluso las más educadas, ocupa tokens, que son las unidades que determinan cuánta capacidad de procesamiento se necesita.
Aunque ser cortés con una IA pueda parecer inofensivo o incluso entrañable, el efecto acumulado en una base de usuarios global no es un asunto menor. Expertos señalan que, aunque no daña directamente a la IA, la longitud excesiva de las consultas —a menudo llenas de formalidades innecesarias— ejerce presión sobre la infraestructura que impulsa a ChatGPT.
OpenAI no ha pedido a los usuarios que dejen de hacerlo, pero esta revelación ha abierto el debate sobre si la etiqueta digital debería evolucionar al interactuar con inteligencias artificiales.