Es poco probable que alguna vez necesites comer palomas callejeras, pero esto es lo que debes saber por si acaso
Brenna Cooper
¿Alguna vez te has preguntado qué le pasaría a tu cuerpo si decidieras cenar una paloma de la calle?
Probablemente no, pero es una pregunta que los comensales del restaurante chino Jin Gu en Madrid probablemente se hicieron al descubrir que su “pato asado” en realidad provenía de palomas recogidas en la calle.
No, no nos lo estamos inventando. La policía recientemente allanó el restaurante en el distrito de Usera de la capital española y descubrió algo bastante desagradable: cuencos llenos de palomas desplumadas y cocidas, pepinos de mar ilegales y tiras de carne colgadas en tendederos.
Y por si eso no fuera suficiente para quitarte el apetito, los medios locales informaron sobre congeladores rotos llenos de carne sin fecha y cucarachas corriendo por el suelo de la cocina.
La policía municipal de Madrid recuperó palomas desplumadas y cocidas
Todo esto es más que suficiente para hacerte considerar comer solo comida casera el resto de tu vida.
Si has llegado hasta aquí sin vomitar, felicidades, porque ahora vamos a explorar qué le sucede al cuerpo cuando consumes una paloma callejera.
¿Pueden los humanos comer palomas callejeras?
Al igual que con la carne de animales atropellados, comer palomas de la calle no es bien visto, ¿pero por qué?
La principal preocupación al consumir palomas es si estas aves podrían estar portando enfermedades.
Según Intergum Services, las palomas salvajes pueden portar hasta 60 tipos diferentes de patógenos a la vez, incluyendo E. coli, Salmonella y otras enfermedades que te pueden dejar con malestar o problemas estomacales.
La Asociación Británica de Control de Plagas (BPCA) añade que el 49% de las palomas callejeras probablemente portan alguna enfermedad transmisible a humanos.
Según estas guías, la transmisión generalmente ocurre a través de los excrementos secos, que al descomponerse liberan partículas que pueden ser inhaladas.
Aunque podemos suponer que comer aves infectadas tampoco es buena idea.
Sin embargo, esto no quiere decir que los humanos no puedan comer palomas bajo ninguna circunstancia. De hecho, el squab (la carne de palomas jóvenes) es considerado un manjar en varios países.
Según The Spruce Eats, esta carne tiene un sabor intenso y salvaje que se asemeja al del pato, lo cual explica cómo el restaurante de Madrid pudo hacer pasar la carne de paloma por pato.
La gran diferencia está en el origen: los restaurantes y granjas que ofrecen squab no lo obtienen de palomas que andan por la calle, sino de aves criadas en granjas o palomas torcaces del campo, que no deberían portar las mismas enfermedades que sus contrapartes urbanas.