Stephanie Brinson, una abuela de 62 años, fue estrangulada hasta la muerte durante una visita conyugal con su esposo, David Brinson.
David Brinson es un asesino convicto que ya cumple cuatro cadenas perpetuas por homicidio.
El trágico incidente ocurrió el 13 de noviembre de 2024 en la prisión estatal de Mule Creek, California, según informó NBC News.
En 1994, David Brinson recibió cuatro sentencias consecutivas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por un crimen brutal.
Según el LA Times, asesinó a cuatro hombres durante un robo en Los Ángeles.
A pesar de este historial violento, las autoridades penitenciarias le permitieron tener visitas conyugales sin supervisión.
Estas visitas privadas están destinadas a ayudar a los reclusos a mantener lazos familiares, pero David usó este raro privilegio para asesinar a su esposa.
Stephanie Brinson
Stephanie Brinson, conocida como “Stevi” por sus seres queridos, era una mujer de gran corazón.
Era estilista y dueña de un salón de belleza.
Según sus familiares, Stephanie conocía a David desde 1996, dos años después de su condena.
Lo visitaba en prisión desde hacía años y, en ocasiones, llevaba a su nieto pequeño con ella.
Sus familiares dicen que era una persona bondadosa que creía en dar segundas oportunidades.
Esa creencia le dio la esperanza de que David podía cambiar.
“Stephanie siempre fue una persona muy compasiva y siempre trataba de ver lo mejor en los demás”, dijo su nuera Jiménez.
“Sin importar su pasado, ella intentaba ver el lado bueno de las personas. Eso fue lo que hizo con su esposo.”
El Día del Asesinato
En la madrugada del 13 de noviembre de 2024, los guardias de la prisión recibieron una llamada inquietante de David Brinson.
David informó que su esposa se había desmayado en su unidad privada durante la visita conyugal nocturna.
Cuando los oficiales llegaron, encontraron a Stephanie inconsciente e intentaron reanimarla.
A pesar de sus esfuerzos, fue declarada muerta a las 2:51 a.m., según USA TODAY.
Al principio, las autoridades trataron esto como una emergencia médica, pero pronto se descubrió la verdad.
El forense del condado de Amador confirmó que Stephanie había sido estrangulada y declaró su muerte como homicidio.
Cuando los investigadores interrogaron a David, él dio versiones contradictorias sobre lo sucedido.
“Decía que se había desmayado en el suelo, luego que se había desmayado en la cama”, relató Jiménez en una entrevista.
Cambió los detalles clave de lo ocurrido varias veces.
Buscando Justicia y Reforma
El departamento de policía local ha iniciado una investigación exhaustiva sobre la muerte de Stephanie Brinson.
Este ni siquiera fue el primer caso de este tipo en Mule Creek.
Solo unos meses antes, otra mujer, Tania Thomas, también fue estrangulada durante una visita privada no supervisada.
Parece que la prisión no aprendió nada de la primera tragedia.
La familia de Stephanie está devastada y llena de indignación.
Su hijo, Armand Torres, no puede entender por qué un hombre con cuatro condenas por asesinato tuvo acceso a visitas privadas.
“Mi mamá confió en él, y la prisión permitió que esto sucediera”, dijo a los periodistas.
Ahora, la familia está considerando tomar acciones legales contra el sistema penitenciario.
Mientras la investigación criminal sigue en curso, muchos exigen cambios en las políticas de visitas en las cárceles.
El fiscal del distrito, Todd Riebe, está revisando el caso, pero aún no se han presentado cargos adicionales contra David Brinson.
Expertos legales señalan que procesarlo podría ser complicado, ya que ya cumple múltiples cadenas perpetuas.
Este caso desgarrador es un llamado de atención.
Demuestra los peligros de permitir que delincuentes violentos tengan acceso no supervisado a visitantes, incluso si son familiares.
La muerte de Stephanie dejó a seis nietos sin su querida abuela, y su familia promete luchar por reformas para evitar que otra familia sufra lo mismo.
El Departamento de Correcciones de California mantiene que las visitas familiares sin supervisión son una herramienta importante para la rehabilitación.
Sin embargo, después de dos muertes por estrangulamiento en un solo año, muchos cuestionan si los riesgos superan los beneficios.
A medida que esta historia se desarrolla, una cosa es clara: el sistema falló a Stephanie Brinson, y su familia merece respuestas.